¡Wow! ¡Llegaron las rebajas! Y es el momento de ir a comprar aprovechado los buenos precios y darnos unos caprichitos.
-¡Oh! ¡Qué bonito!- Con este jean me voy a ver estupend@ y me voy a sentir bien… Con esa camisa se me va a ver fenomenal…
Aunque tal vez no haga falta que lleguen las rebajas para ir a comprar cosas que muchas veces no necesitas. Simplemente hace falta que sientas un vacío interior que no sabes cómo definir, pero que no te gusta nada, y para animarte un poco te vas de paseo con la intención de regalarte algo bonito.
Llegas a tu tienda favorita y buscas algo que te guste mucho y te haga vibrar.
¡Lo encontré! De repente has tocado esa camisa, vestido, pantalón, jean fabuloso y te vas corriendo al probador esperando que el espejo te devuelva una imagen fabulosa.
“-¡Justo como me imaginaba!, ¡Me queda estupendo!, ¡Me veo súper bien!, y ¡fíjate me pega con todo! Es un poco caro, pero ¡me lo merezco y me lo voy a permitir!
Te diriges a la caja ufan@ con la prenda en la mano y sin asomo de duda. Haces la cola que haga falta, porque no lo puedes dejar ahora que has visto como te queda y como te sienta. Sacas la tarjeta y ya es tuyo.
Al llegar a la calle, estas exhaust@ pero content@. Ha valido la pena, era como tener hambre y haberla saciado. Te diriges a tus quehaceres con la bolsa agarrada como si fuera en ella tu vida.
Que sucede después, pues que cuando llegas a casa te la pruebas de nuevo y buscas con que pega esa prenda y planeas que mañana la estrenaras para sentirte como en el probador de la tienda, pero corregido y aumentado ya que es nuevo.
Tienes un día glorioso, y con un poco de suerte alguien te dice que bien te sienta esa ropa. ¡Te queda muy bien! Así que, misión cumplida. “-Se han dado cuenta de lo bien que me queda y el buen gusto que tengo-“.
Este efecto te dura algunos días en el mejor de los casos, hasta que vuelves a sentirte vací@, triste o incluso deprimid@ y repites el ritual, solo que ahora lo que me iría bien es un vestido para esos zapatos tan bonitos que nunca me pongo porque no pegan con nada o unos jeans nuevos para la camisa que te compraste.
Y vuelta a empezar. Subidón y luego vacío. Este proceso te señala cosas muy importantes. Una es que no estás bien, te falta algo que no sabes que es y tu armario te muestra un montón de ropa apelotonada, sin orden ni concierto, que te angustia y cierras la puerta pensado.
¡Ya lo ordenare luego!
Es importante que te des cuenta que puedes llenar el armario y vaciar tu cuenta corriente y seguir teniendo esa sensación desagradable de vacío que no vas a llenar comprando más ropa, ni comiendo chocolate, sino tomando conciencia de que lo que te falta es otra cosa.
Se llama AMOR a ti misma y vacío emocional.
Aunque tengas pareja, hay ocasiones en que no te sientes amad@. No hay culpables, sino solamente falta de conciencia de lo más importante, que es que te quieras a ti misma sin buscar fuera, y para eso hay que parar y dejarse sentir lo que de verdad necesitas.
Es el momento de tomarte el tiempo, comenzar a vaciar armarios para quedarte solo con lo que utilizas y te hace sentir bien y cerrar el grifo de las compras.
¿Como hacerlo?
Cada vez que sientas esa sensación parar, respirar profundamente y observar:
- Que he pensado, que he sentido, de que me he acordado, que me han dicho o que he visto que la ha disparado y escribirlo.
- Ver qué puedes hacer que este en tu mano para solucionarlo.
- Hacerlo y no salir a comprar, ni comer nada para compensar.
- Si en ese momento no puedes, hacer algo que te guste; llamar a un amigo o simplemente poner música y escucharla.
- O bien, simplemente quedarte en silencio sintiendo ese vacío y respirando durante unos minutos hasta que pase. Porque aunque parezca que te va a absolver un agujero negro, no es cierto y esa sensación pasa y quedas tú.
- Buscar un día para poner orden y regalar o donar toda esa ropa que no necesitas para experimentar como es ver que cabe todo en el armario y es realmente lo que usas.
El desorden es un reflejo de tu interior…………………………………….
¡Feliz orden!